LA BATALLA DE COLTON
A principios de Abril de 1796, efectuaron los Araucanos sus acostumbradas incursiones, se vinieron hacía el llano siguiendo la corriente del Río Diguillin, hasta su confluencia con el Río Itata, desde ese punto enderezaron hacía el norte, para luego tomar el Río Larqui para dejarse caer sobre el indefenso caserío y sus confiados moradores. Por fortuna la guarnición de Chillán fue avisada a tiempo del peligro que cernía sobre el caserío, un destacamento de fuerzas de caballería fue enviado apresuradamente al lugar del peligro, cuando las fuerzas araucanas comandadas por el Cacique Loncoman se dejaron caer sobre la población que ellos creían indefensos, fueron recibidos por las fuerzas chillanejas que le hicieron frente y los obligaron a retroceder tras un reñido combate de varias horas que fue conocido como Batalla de Coltón, ya que se realizó a orillas del Estero del mismo nombre.
EL SEÑOR DE LARQUI
En la segunda arremetida Araucana, a mediados de Abril de 1796, estos sufrieron una nueva derrota, pero esta vez el Toqui Loncoman antes de retirarse raptó la hija de un matrimonio indígena, para regalársela a su primogénito. La joven llamada Rayencaven (flor de espino), contaba con unos dieciocho años, era efectivamente muy bella y era legítima representante de la raza Araucana.
Como sus padres, ella había sido bautizada y era cristiana, los tres habían vivido al amparo de los Conquistadores, apenados por la tremenda desgracia, rezaban todas las tardes pidiéndole a Dios que les devolviera a su hija.
A fines de Abril de 1796 estaban realizando sus labores diarias, él estaba cortando un tronco de espino, cuando de pronto saltó un extraño pedazo del centro, lo tomó y lo observó detenidamente, luego dio una exclamación de asombro y lo soltó. El trozo de madera tenía la imagen de Cristo crucificado, llamó a su mujer y ambos se arrodillaron y veneraron la imagen, estaban orando cuando sintieron unos gritos en el oriente, levantaron la cabeza y les pareció ver una ilusión, pero era la realidad, hacia ellos venía la hija querida y esperada, quien había escapado de sus captores.
Sin demora emprendieron el regreso al caserío; asombro y alegría causaron los referidos echos a los tranquilos habitantes, y varios dieron estos echos como un milagro. Los misioneros colocaron la imagen en un lugar especial de la capilla, luego comenzó a ser venerada por el caserío y personas que oían de los testimonios milagrosos de la imagen, la Capilla tomó el nombre de Capilla del Señor de Larqui. El 18 de diciembre de 1797 visitóla Capilla el ilustrísimo Tomás Felix de Roa y Alarcón, prelado de la Arquidiócesis de Concepción cuenta lo siguiente:
“Se prosiguió la marcha para la ciudad de Chillán a las 5 de la madrugada a 3 leguas de camino y muy inmediata a la que lleváramos se haya situada la Capilla denominada del Señor de Larqui, esta es una imagen milagrosa de Cristo crucificado, encontrada en el corazón de un espino, tradición se venera en ella.
Aquí se apeó su señoría ilustrísima y su comitiva, tanto para venerarla y hacer un rato de oración, como para visitar y examinar este santuario que se haya enteramente ruinoso y poder dar más providencias acerca de sus reparos o más bien para su reedificación. Después de permanecer un par de horas, se continúo el viaje a dicha ciudad distante como a 4 leguas de camino”.
El Gobernador de Chile, Gabriel Aviles y del Fierro, el 3 de mayo de 1798 le otorga la calidad de Villa al Caserío en forma provisoria, con el nombre Villa de la Santa Cruz de Larqui, con previa consulta al Rey de España a quien le correspondía hacer el nombramiento que nunca llegó por los echos ocurridos en España.